Uno de los valores de los que adolece la derecha asturiana es el valor y la cultura del pacto. Los últimos 8 meses han puesto de manifiesto la incapacidad de PP y FAC para llegar a un acuerdo, incluso siendo dos formaciones casi calcadas en ideología, pero muy separadas por intereses personales y vendettas.
En el PSOE sabemos bien que cuando el pueblo no otorga mayorías absolutas, es debido a que se nos exige un esfuerzo de diálogo, y en ello ponemos todos nuestros empeños y nos sentamos a hablar. Carreño es un ejemplo de ello, donde desde hace doce años de Gobiernos Socialistas, no se dispone de mayorías absolutas pero se sacan adelante presupuestos y gobiernos, siempre buscando los acuerdos que satisfagan a los participantes en ese diálogo, cediendo un poco todos y haciendo un ejercicio de pragmatismo por todas las partes.
En Asturias, con el PSOE, ha ocurrido otro tanto. La mayoría de Gobiernos Socialistas lo han sido en minoría mayoritaria, sin embargo la labor de gobierno siempre ha sido llevada a cabo, con el esfuerzo que supone llegar a pactos con formaciones de diferente sensibilidad política.
El espectáculo protagonizado por la derecha, siendo vergonzosamente incapaz de llegar ningún punto de encuentro, ha abocado a nuestra región a una convocatoria prematura de elecciones en sólo 9 meses, batiendo un triste record en los momentos de crisis que vivimos.
Las urnas son soberanas y piden lo que piden, las derechas no han sabido interpretarlas y se han dedicado pelearse en lo que es toda una falta de respeto al electorado Asturiano, que bien merece que sus gobernantes estén a la altura de lo que representa nuestra región, mucho más que una comunidad de vecinos como FAC y PP parecen creer.